viernes, 7 de noviembre de 2008

BEN HUR

Título: Ben-Hur
Dirección: William Wyler
Producción: Sam Zimbalist
Guión: Karl Tunberg, Maxwell Anderson, Christopher Fry, Gore Vidal.
Música: Miklos Rozsa
Fotografía: Robert Surtees
Reparto: Charlton Heston, Stephen Boyd, Jack Hawkins, Haya Harareet, Martha Scott, Hugh Griffith, Finlay Currie
País: Estados Unidos
Año: 1959
Género: Drama épico
Duración: 212 minutos


SINOPSIS

La acción transcurre en Palestina, el año 30. Roma, dueña y señora del mundo conocido, gobierna con mano de hierro sus vastos territorios, entre ellos la misma Palestina, sometiendo con dureza a sus moradores. Éstos desean con ansia la llegada de un nuevo Mesías que liberará al pueblo judío del yugo romano. Entre ellos Judá Ben-Hur, un príncipe rico que comercia con especias desde Oriente a Roma, un hombre respetado y creyente en la fe de su pueblo y su Dios.
Sin embargo, los tiempos están revueltos y se teme una revuelta violenta contra el poder romano, a lo cual Roma responde con el envío de dos legiones al mando del nuevo jefe militar, Messala, antiguo amigo de la infancia de Ben-Hur.
Judá ve en Messala a un amigo y también una posibilidad de cambio para su pueblo, una esperanza para el entendimiento y el respeto. Por el contrario, Messala ve a su viejo amigo como el hombre que "señalará" a los enemigos judíos de Roma por su pasada amistad. Sin embargo, Judá se niega al trato y Messala, encolerizado, rompe la relación.
Ben-Hur, temeroso de su amigo el tribuno, sabe que tendrá que tener cuidado de ahora en adelante. Pero vendrá un golpe de mala suerte: Su hermana se apoya en el borde de la azotea y una piedra se desprende al paso de la comitiva provocando que el gobernador se golpee al caer junto con su caballo y este incidente, pese a ser accidental, le hace prisionero de su antiguo amigo, que le acusa de atentar contra el nuevo gobernador de Palestina, Valerio Grato. Judá es enviado al puerto de Tiro, sin juicio, como remero de galeras. Ben-Hur jura vengarse de Messala aunque ello le lleve toda la vida.
En su viaje al puerto, Judá conocerá a Jesús, quien le dará agua. Ya en la galera, Ben-Hur conocerá a Quinto Arrio, primer Cónsul de Roma, al que salvará la vida en una batalla en la que la galera se hunde. Como gratitud hacia Judá, Quinto Arrio le adoptará como hijo suyo, con lo que obtiene riquezas y títulos. Sin embargo, a pesar de las riquezas, del poder y de la gloria de Roma, Ben-Hur sabe que tiene un juramento que cumplir y que no puede esperar más tiempo. Es la hora de la venganza...
En su camino a Jerusalén, Ben-Hur conocerá a Baltasar, y al Jeque Ilderim, un comerciante árabe. De Baltasar aprenderá que hay alguien en quien creer, un Mesías, hijo de Dios, que liberará a los hombres de su ira y su odio. Por el contrario, de Jeque descubrirá que Messala participa en las carreras de cuadrigas y, en la arena del circo, la muerte no es un delito...
Alimentado por su odio, Judá reta a Messala en las carreras y por otro lado, busca a su madre y hermana. Al regresar a Jerusalén, descubre que todo lo que había conocido había quedado reducido a ruinas, que su familia había desaparecido y que la única explicación que tenía era de la hija de un esclavo suyo, llamada Esther, a quien Judá amaba profundamente.
Tras condenar a Judá a las galeras, Messala no sólo había confiscado todos los bienes de Ben-Hur sino que se ensañó con su madre y hermana encerrándolas en los calabozos. Con la nueva llegada de Judá y su reto, Messala, tenso, mandó buscar a la familia de Judá. Para su sorpresa, tantos años en una celda inmunda en los recónditos calabozos habían hecho que enfermaran de lepra...
Judá, lleno de cólera y odio en su interior, se debate interiormente entre su venganza hacía su verdugo y su antigua amistad de la infancia. Pero Judá sabe que Messala no va a cambiar y que su única opción de resarcirse es poder ver su cuerpo mutilado y maltrecho en la arena del circo. Para ello, correrá la carrera de cuadrigas. Ahí vencerá a Messala, quien terminará cayéndose de su carro, y siendo atropellado y pisoteado por otro. Con el cuerpo ensangrentado, estará condenado definitivamente a su muerte. Esta escena de la carrera de cuadrigas es una de las más famosas de la historia del cine. Messala, en un último aliento le comunica que su madre y su hermana están vivas, pero que están en el valle de los leprosos. Por lo tanto, como Judá sabe, están condenadas a una muerte lenta y horrible.
Judá, desolado, recorre las calles de Jerusalén con su madre, su hermana, y Esther. Él accede al requerimiento insistente de ésta para que sean sanadas por el Rabí de Galilea, al que ha escuchado predicar y obrar maravillas, mientras una procesión de gente acompaña a gritos la marcha de los nuevos crucificados, entre ellos un hombre que una vez dio de beber a nuestro héroe. Ben-Hur, como agradecimiento, le devuelve su ayuda con agua y un poco de aliento en su pesada carga.
Este encuentro, y el presenciar después la crucifixión del hombre que un día le salvó de morir, harán que Judá encuentre la paz y mitigue su ira a través del perdón. Regresa aún bajo la catarsis de lo que ha presenciado cuando ve que su hermana y su madre han sanado milagrosamente. ¡Ha ocurrido el milagro! Y fundidos en un gran abrazo, se desborda la alegría.


COMENTARIO

Esta pelícuala es una leyenda del cine clásico, definitivamente, para los que celebran semana santa, es una opción fija para ver y para los que no la celebran, igual es una obra de arte para admirar.
Pero bueno, no diferenciemos la película por opciones religiosas, objetivamente es un gran film con muy buenos actores y un guión excelente que te mantiene sentado a la espectativa de lo que vaya pasar. A pesar de que la película dura como 3:30 horas, es muy dinámica y los acontecimientos impiden que te aburras siquiera un instante. Las escenas estan bien elaboradas y las tomas son de muy buena calidad y también muy ingeniosas, ya que te meten en la acción rápidamente y sientes todo el drama o el gozo con los personajes.
Para su época, una película muy costosa y muy ambiciosa, pero cumplio su objetivo, no deja de ser vigente. La mejor película de Charlton Heston definitivamente y la cual lo hizo merecedor de la tan pedida estatuilla de Mejor Actor en los Oscars del año 1960. Otro punto resaltante es cómo la película capta tan bien los sentimientos de los personajes, los acercamientos en primer plano eran perfectos, se daban en las situaciones más adecuadas; el guión, además, tiene muy buenas líneas y algunas tan buenas que se te quedan grabadas en la memoria.
Esta película en general mezcla todos los sentimientos humanos (gozo, tristeza, venganza,etc) y los encuadra en un escenario histórico importantísimo como es la vida de nuestro señor Jesucristo. Y que hablar del papel de Jesus en esta película: mientras que otras películas de la época tenían incidencia directa con la vida de Jesus, esta cambia el esquema y se centra en otro sujeto, un sujeto normal pero con la influencia de Dios, pero que, en el camino de su vida, se encuentra con pruebas que lo retan a cuestionarse a sí mismo. Además las apariciones de Jesus en la película son espectaculares, son muy importantísimas y definen la situación del personaje y el papel de Dios en la vida de cada uno de nosotros. Nunca voy a olvidar la escena en que Jesus y Juda se dan agua uno al otro: sensillamente genial, tienen que verlo.
Otro detalle adicional, es que esta película si te puede hacer llorar, pero a mi parecer tendrá ese efecto para el que sabe apreciar la complejidad de las escenas y el buen dialogo y caracterización de los personajes; además, el final es IMPECABLE. Y la última escena en el monte del calvario dice todo…… sencillamente la mejor historia jamas contado con relación a Jesus, Dios y el ser humano.

jueves, 6 de noviembre de 2008

EL GRAN DICTADOR

Título original: The great dictator
Dirección, producción y guión: Charles Chaplin (Estados Unidos, 1940)
Fotografía: Karl Struss y Roland Totheroh
Música: Meredith Wilson y Charles Chaplin
Dirección artística: J. Russell Spencer
Montaje: Willard Nico
Interpretación: Charles Chaplin (El barbero judío / Adenoid Hynkel, dictador de Tomania), Paulette Goddard (Hannah), Jack Oakie (Benzino Napaloni, dictador de Bacteria), Reginald Gardiner (Schulz), Henry Daniell (Garbitsch), Billy Gilbert (Herring), Maurice Moscovich (Señor Jaeckel), Emma Dunn (Señora Jaeckel), Bernard Gorcey (Señor Mann).
Duración: 124 minutos

SINOPSIS

Durante la Primera Guerra Mundial, el barbero Judío (Chaplin) sirve en el ejército de Tomania y salva la vida del alto oficial Schultz. Pero, mientras el oficial termina la guerra ileso, el barbero sufre de amnesia y es enviado a un hospital donde permanece internado durante una larga temporada. Pasan 20 años, Tomania ha sido tomada por el dictador Adenoid Hynkel (Chaplin también) y sus secuaces, Garbitch y Herring.
Hynkel persigue a los judíos y sistemáticamente hace trizas el ghetto judío de Tomania donde vive Hannah (Paulette Goddard.)
Mientras tanto, el barbero fuga del hospital e instintivamente regresa a su barbería, que ahora está en el ghetto sin saber que hay una persecución contra los judíos. De hecho ni siquiera sabe que existe el dictador Hynkel. El barbero se mete en un enfrentamiento con las tropas de asalto de Aryan, siendo rescatado por quien fue su viejo amigo el oficial Schultz, que en esos momentos resulta ser uno de los más leales oficiales de Hynkel. Gracias a la intervención de Schultz, el ghetto recibe un respiro en las persecuciones. Entonces el barbero judío reanuda sus cortes de pelo en la barbería mientras se desenvuelve su platónico romance con Hannah. Pero las cosas vuelven a empeorar, cuando un banquero judío se resiste a financiarle la guerra de Hynkel contra Austerlitz, hecho que enfurece a Hynkel quien se las vuelve a agarrar con el ghetto.
Cerca del fin de la película cuando se espera que el dictador emprenda otro de sus discursos belicosos, el barbero sube al estrado. En ese momento, Charles Chaplin abandona el papel del barbero judío y convertido en "si mismo" se lanza un discurso pacifista y tolerante con la humanidad.


COMENTARIO

Lo mejor de la pelicula: ¿Por donde empezar?- Las actuaciones, estupendas, aparte de un inspirado Charles Chaplin, nos encontramos unos desquiciantes secundarios a cuál más divertido y/o paródico, una colección de monstruos patéticos y estúpidos (no necesariamente por ese orden), a destacar el personaje de Napaloni, interpretado por un estupendo Jack Oakie, que cuando sale en pantalla logra quitar protagonismo al mismísimo Chaplin.- El sentido del humor, inteligente, critico y políticamente incorrecto (¿alguien se atrevería hacer algo parecido hoy con el asunto EEUU/Oriente Medio?), utilizando no solo técnicas propias del cine mudo (presentes en el "charlotesco" barbero), si no avanzando en el lenguaje cinematográfico, aprovechando las palabras y el sonido para sus sketches (impagable el afeitado a ritmo de ¿Wagner?) y criticando las costumbres y usos de la política (esa foto de Hynkel con el bebe cagado) y así hasta no dejar títere con cabeza.- El humanismo que desprende la película, no es solo una película fascista, es mucho más, es una película que defiende la comprensión, la libertad, el derecho a vivir,... que aún en la desgracia apuesta por el ser humano.- Recordarnos que la injusticia, la desigualdad y el dolor siguen aquí, entre nosotros, pero ahora no se disfraza de militar con bigotito, hoy preferimos barrer para afuera, lo nuestro muy limpito y democrático, se ha cambiado la forma pero no el fondo.

Lo peor de la pelicula:- Sin lugar a dudas, lo peor es que el mensaje no ha perdido vigencia, por mucho que nos gustaría pensar lo contrario, hoy en día el discurso final tiene tanto sentido o más que cuando Chaplin lo escribió.- El aire panfletario que se le puede acatar.- La parte emocional recae sobre el personaje de Hannah, interpretado por Paulette Goddard, un papel simple, no mal interpretado, pero le falta carisma y encanto, ese algo que hace que te emociones y te preocupes por el personaje.- Que la realidad no se solucionará como en la película.

Escenas resaltables: Si de algo se le puede acusar a Chaplin es de ser un excelente creador de escenas, así de primeras, en esta película se encuentran:- La escena en la que Hynkel juega con el globo terráqueo hinchable, una oda al patetismo megalómano y endiosado de los dictadores fascistas.- Prácticamente todas las escenas que comparten Hynkel y Napaloni, por ejemplo la discusión final, durante la cena, en la que acaban tirándose los platos uno a otro.- El laaaaaaarguisimo discurso con el que nos presenta a Hynkel, nunca antes alguien había hablado tanto delante de una cámara para no decir absolutamente nada.- Cuando los judíos deben escoger quien matará a Hynkel sacrificando su vida, quien se coma el pastel con la moneda dentro tendrá que hacerlo (para más recochineo Schultz se disculpará porque "me habría gustado participar, pero no me es posible"), lo que no saben es que Hannah a puesto una moneda en cada pastel.- La escena en la que Hynkel furioso le quita las medallas a Herring, por incompetente (momentos antes le había puesto una, sin saber muy bien donde pues tenía todo el pecho lleno de ellas).- El discurso final, claro que no es una maravilla cinematográfica, es un grito apasionado en defensa de la esperanza, en un mundo dominado por el cinismo y la pasividad.


DISCURSO DEL BARBERO:
"Lo siento pero yo no quiero ser un Emperador - ese no es mi negocio - no quiero gobernar o conquistar a nadie. Me gustaría ayudar a todos si fuera posible, a los judíos, a los gentiles, a los negros, a los blancos. Todos queremos ayudarnos los unos a los otros, los seres humanos somos así. Todos queremos vivir por la felicidad de todos, no por la miseria de los demás. No queremos odiar y despreciarnos el uno al otro. En este mundo hay espacio para todos y la tierra es rica y puede proveernos a todos.
El modo de vivir puede ser libre y hermoso, pero hemos equivocado el camino.
La avaricia ha envenenado las almas de la gente. Ha levantado barricadas de odio en el mundo; ha dado en nosotros un paso de ganso hacia la miseria y el derramamiento de sangre.
Hemos desarrollado la velocidad pero nos hemos encerrado en las máquinas que nos dan abundancia, que nos ha dejado sin deseos.
Nuestro conocimiento nos ha hecho cínicos, nuestra inteligencia nos ha endurecido y quitado toda amabilidad.
Pensamos demasiado y sentimos muy poco: Más que la máquina, necesitamos a la humanidad; más que a la inteligencia, necesitamos la bondad y la suavidad. Sin esas cualidades, la vida será violenta y todo estará perdido.
El avión y la radio nos han acercado. La naturaleza misma de esas invenciones pide a gritos la bondad entre los hombres, clama la hermandad universal para la unidad entre todos nosotros. Incluso ahora, mi voz llega a millones en todo el mundo, millones de hombres desesperados, mujeres y pequeños niños, todos víctimas de un sistema que hace que hombres torturen y encarcelar a gente inocente. A todos los que pueden oírme les digo: "No se desesperen".
La miseria que ahora cae sobre nosotros es sólo el pasar de la avaricia, la amargura de los hombres quienes temen el camino del progreso humano: el odio de los hombres pasará y los dictadores morirán y el poder que ellos tomaron de la gente, regresará a la gente y mientras que los hombres ahora mueren, la libertad nunca perecerá...
¡Soldado! - No te sometas a las bestias, los hombres que te desprecian y esclavizan - los que reglamentan tu vida, y te dicen qué hacer, qué pensar y qué sentir, los que te entrenan, los que te tratan como ganado, como carne de cañón.
No te entregues a esos hombres desnaturalizados, hombres máquinas, con mentes de máquinas y corazones de máquinas. Tú no eres ganado. Tú eres un hombre. Ustedes tienen que tener amor por la humanidad, en sus corazones. Ustedes no odian - sólo lo hacen los desnaturalizados, sólo los desnaturalizados que no sienten amor. ¡Soldados! No luchen por la esclavitud, luchen por la libertad.
En el Capítulo Diecisiete de San Lucas está escrito: "el Reino de Dios está dentro de los hombres"- no sólo un hombre - sino todos los hombres - en ti, en toda la gente.
Tú, la gente, tienen el poder, el poder para crear máquinas, el poder para crear la felicidad. Tú, la gente tienen el poder de hacer la vida libre y hermosa, hacer de esta vida una maravillosa aventura. Entonces, en nombre de la democracia, vamos a usar ese poder - Vayamos todos unidos. Vamos a luchar todos por un mundo nuevo, un mundo decente que dé a todos los hombres una posibilidad para trabajar, que le dé un futuro, una vejez y seguridad.
Prometiendo esas mismas cosas, las bestias han tomado el poder, pero ellos mienten. Ellos no cumplen su promesa, ellos nunca lo harán. Los dictadores se liberan pero ellos esclavizan a la gente. Vamos ahora a luchar para realizar aquella promesa. Vamos a luchar para liberar al mundo, para abolir las barreras nacionales, abolir la avaricia, el odio y la intolerancia. Vamos a luchar por un mundo de razón, un mundo donde la ciencia y el progreso conduzcan a la gente hacia la felicidad.
¡Soldados! ¡En el nombre de la democracia, unámonos!
¡Levanta la vista! ¡Levanta la vista! Las nubes se alzan - el sol se abre camino. Salimos de la oscuridad hacia la luz. Entramos en un mundo nuevo. Un nuevo mundo amable, donde los hombres se elevarán sobre su odio y bestialidad.
El alma del hombre ha adquirido alas - y por, fin él comienza a volar. Él vuela hacia el arco iris -hacia la luz de la esperanza- hacia el futuro, ese glorioso futuro que le pertenece, me pertenece a mí y a todos nosotros. ¡Levanta la vista! ¡Levanta la vista!"

MONSTER

TITULO ORIGINAL: Monster
GENERO: Thriller
PAIS: Estados Unidos/Alemania
DURACION: 109 Minutos
AÑO: 2003
DIRECTOR: Patty Jenkins
GUION: Patty Jenkins
INTERPRETES: Bruce Dern, Charlize Theron, Christina Ricci y Lee Tergesen
PRODUCTOR: Charlize Theron, Mark Damon, Donald Kushner y Clark Peterson
FOTOGRAFÍA: Steven Bernstein


SINOPSIS

Basada en la vida real de Aileen Wuornos, una mujer que ejercía la prostitución y que fue ejecutada por el asesinato de seis hombres, entre ellos un policía. Cerca de la desesperación suicida, Aileen Wuornos (Charlize Theron) llega a Florida. En un bar conoce a Selby Wall (Christine Ricci), una mujer joven enviada por sus padres a vivir con su tía para "curar su homosexualidad", y se enamora de ella. Aileen continúa trabajando como prostituta y una noche uno de sus clientes se pone violento y ésta termina disparándole. Será el primero en su trágica cuenta de asesinatos


COMENTARIO

Uno de los temas más explotados por los cineastas ha sido definitivamente el de los asesino en serie. La recepción por parte de la crítica y por la misma Academia de Artes Cinematográfica ha sido tal que en 1991, la película El silencio de los Inocentes se convirtió en la única ganadora de los cinco premios más importantes que se entregan cada año, los Oscar: Mejor película, director, actriz, actor y guión adaptado. La película que hoy es motivo de crítica, Monster, ha ganado el Oscar a la mejor actriz, única nominación que tenía. Por tanto, una vez más queda constancia de que el cine sobre asesinos en serie reales o películas de ficción que se inspiran a la hora de elaborar las historias en psicópatas verídicos (como es el caso de El silencio de los inocentes, antes mencionada) es una fuente de inspiración.
La película de la debutante Patty Jenkins es una cinta más cercana al telefilme que a una película de serie A, que ha llegado a nuestras pantallas gracias a tener en el reparto a la actriz Theron, que además, aquí, también produce.
Monster se queda a medio camino entre el drama, el terror y el thriller, completamente perdida en sus labores y con graves problemas de enfoque, lo cual hace de la cinta una obra aburrida, tediosa y repetitiva. Su mayor problema estriba en que su realizadora y también guionista no ha sabido definirse hacia una banda u otra a la hora de relatarnos la truculenta historia de la prostituta y asesina Aileen Wuornos, una criminal (la primera asesina en serie de los Estados Unidos, aunque esto no es del todo cierto). Por un lado se vislumbra un intento de crítica hacia la sociedad, culpando a ésta de la creación de freaks o marginados sociales, algo excesivamente visto en muchas otras películas de este subgénero. Por otro lado da la sensación de que pretende que el espectador tenga compasión de la asesina, optando así por el melodrama, pero la frialdad con la que se han tomado ciertos aspectos provoca una sensación de indiferencia al respetable, sin lograr así su propósito. Todo ello hace de Monster una película confusa en cuanto a los temas sociológicos que busca abordar, trufada de resbalones en un guión endeble y lleno de lagunas, además de una dirección plana en la cual quedan patentes las carencias de esta debutante.
Si destaca por algo, pues, el filme, es por la interpretación protagonista, Charlize Theron, quien, en un afán de ganar su Oscar, produce la película y se somete a una sesión de maquillaje convirtiéndose así en una fealdad. Charlize perfila y matiza su personaje hasta tal punto que se convierte en una de las mejores interpretaciones que hemos podido ver en los últimos años, aunque la historia esté plagada de todos los convencionalismos y arquetipos utilizados en muchas otras películas de asesinos en serie.
Otro problema de Jenkins es que, a la hora de esbozar el personaje de Wuornos, se olvida de dibujar al otro personaje importante que hay en esta historia, Selby Wall (Tyria Moore en la vida real) haciendo Christina Ricci (considerada por muchos como la versión femenina de Johnny Depp) lo que puede en ese papel mal descrito, un personaje que debería haber dado más de sí y que por muchas razones nunca debiera haber sido interpretado por Ricci.
Todo ello hace de la película una cinta previsible y floja que deja al espectador con la misma sensación que a la hora de entrar en la proyección, es decir nada.
El tratamiento que se hace de Wuornos en la película no es el adecuado. Esta asesina tuvo gran resonancia en los medios de comunicación del momento al igual que arrastró tras de sí una gran polémica, ya que nunca quedó del todo clara su culpabilidad, pues Wuornos siempre alegó la defensa propia, pues, según ella, asesinaba a los clientes que se propasaban o intentaban violarla. Jenkins no se arriesga y no juega con la ambigüedad, haciendo que el espectador vea, juzgue y condene de sus actos a Aileen. Además, tampoco es la película lo suficientemente valiente como para tratar el tema de que el verdadero monstruo podría haber sido su compañera sentimental, pues hasta el último momento fue también sospechosa de colaboración con Wuornos; aunque no fuera asesina material, siempre quedó la duda de si había sido cómplice de algún modo.

Otro de los problemas de Jenkins es la documentación, cosa bastante extraña si tenemos en cuenta que ella misma se entrevistó con Wuornos mientras ésta se hallaba en el corredor de la muerte, y fue la única que tuvo acceso a las cartas que Aileen Wuornos escribió durante los doce años que esperaba ejecución, cartas dirigidas a una amiga de la infancia, donde la asesina explica, a modo de memoria, su infancia, trufada de abusos, violaciones, etcétera, por parte de su padre y un amigo del mismo, más los asesinatos que cometió, todo ello escrito con minuciosidad y detalle. Jenkins hace un repaso superficial a todo ello y se limita a utilizar la voz en off como recurso, para explicar el estado de ánimo de la serial killer. El problema es que esa voz en off, que corresponde al personaje de Charlize Theron, es una lectura literal de fragmentos de algunas de las cartas escrita por Wuornos a las que Jenkins tuvo acceso. Pero su intención de trascender por encima de la historia para entender a la protagonista pasa completamente desapercibido ante los aburridos ojos del espectador. Además, parece que los datos a los que tuvo acceso su realizadora a la hora de plasmar el guión son equivocados o mal presentados, porque Wuornos no era lesbiana, simplemente encontró el afecto que le faltaba en los brazos de otra mujer, pero nunca se definió ella como lesbiana, de hecho los estudios psicológico-criminalistas aseguraban que Wuornos no estaba definida sexualmente, que tenía una condición de asexualidad indefinida. Algo muy habitual en el perfil de muchos asesinos en serie, que niegan su condición al no tenerla definida; este tema tampoco se plasma en la película y muy superficialmente queda perfilado el sentimiento misántropo de la protagonista.
Resumiendo, una cinta errática, que no acaba de conseguir contar una buena historia de esta mujer que defendía sus actos como una libertad de la mujer, convirtiéndose así en la típica historia basada en hechos reales, más parecida a un telefilm de sobremesa que a una película con algo novedoso e interesante que contar.

martes, 4 de noviembre de 2008

LOS IMPERDONABLES - SIN PERDON

TITULO ORIGINAL: Unforgiven
Títulos en Español: Los Imperdonables, Sin Perdón
Dirección: Clint Eastwood
Producción: Clint Eastwood, Julian Ludwig, David Valdes
Guión: David Webb Peoples
Música: Lennie Niehaus
Reparto: Clint Eastwood, Gene Hackman, Morgan Freeman, Richard Harris, James Woolvett, Saul Rubinek
País: Estados Unidos
Año: 1992
Género:Western
Duración: 131 minutos


SINOPSIS

Relata la historia de William Munny (Clint Eastwood), un pistolero viejo, viudo y acabado, que tiene dificultades para mantener a sus hijos. A pesar de estar retirado de su antigua vida como cazador de recompensas, se le presenta la oportunidad de sacar adelante a su familia haciendo un último trabajo, acompañado por un viejo socio y un joven e inexperto novato. La misión consiste en matar a dos hombres que le marcaron la cara a una prostituta.


COMENTARIO
Si supiera más sobre cine, si hubiera visto ya todas las películas que quiero ver, diría que Imperdonables es una de las mejores películas que se han filmado en los Estados Unidos. Yo creo, en cualquier caso, que es la mejor película de vaqueros que he visto. Y no es, por supuesto, una frase fácil de escribir: están las cuatro obras maestras de Sergio Leone (entre las cuales prefiero, aunque suene increíble, el melodrama de Por unos dólares más a la venganza inolvidable de Érase una vez en el Oeste), y están todas esas películas de John Wayne (las de Howard Hawks, las de John Ford) en las que aquel héroe de tira cómica, ese memorable hombre que no duda, le ayuda a uno a sentir que hubo un tiempo en el que la gente peleaba por lo que creía, y está Danza con lobos, la extraña obra de Kevin Costner, que la gente juzga sobre la base de nada y que le dio al género, justo a tiempo, un silencio, una esperanza, una melancolía que no hacían parte de su juego. También está, aunque no lo crean, Por mis pistolas: Cantinflas no recibe todos los elogios que merece.
Cuando pienso en Imperdonables, pienso en su música. Es una lástima que no pueda tararearla para ustedes porque la tengo la cabeza ya, así, cada vez que alguien me habla de la película. También recuerdo bien la noche en que Clint Eastwood recibió el Óscar por esta obra. Era 1993. Y yo no podía creer que la Academia de Hollywood, tan temerosa, le hubiera dado el premio a una película sin esperanza, oscura, tan desencantada como Río místico. Lo increíble era, creo, que justo el año anterior se había llevado el premio El silencio de los inocentes. Y yo estaba seguro de que no iban a ser capaces de arriesgarse dos años seguidos. Pero así fue. Clint Eastwood recibió el premio que tanto merecía. Y nuestra fe en el arte americano, el verdadero arte americano, que se parece al blues, al jazz, a un par de cuentos de otros tiempos, quedó restaurada para siempre. El director de Bird, de El fugitivo Josey Wales, de Mundo perfecto, sabe muy bien lo que hace. Cuando pienso en las cosas buenas que vienen de Estados Unidos, de inmediato pienso en él.
Si me preguntan por Imperdonables, respondo la escena en la que el protagonista, William Munny, alguna vez un frío asesino a sueldo, se arrastra en una porqueriza detrás de sus marranos. Creo que es la imagen que define al personaje: un viejo sicario redimido, que ha perdido a la esposa que le salvó la vida, se ha quedado solo con dos hijos en una granja miserable. Y alguien le ofrece dinero, mucho dinero para él, por asesinar a los hombres que maltrataron a una prostituta a sangre fría. Pero él es, en ese punto, y será, me parece, un marrano más entre todos los marranos, un animal herido de muerte que quiere ponerle punto final a su dolor. Si me preguntan algo más de Imperdonables, claro, tengo muchas más respuestas para darles: lo bien filmada -con esos tonos de tierra, esos rojos de árboles, esos campos rotos- que se encuentra, lo bien actuada que se encuentra, lo bien escrita que se encuentra.
Todas las películas de vaqueros están llenas de líneas punzantes, de frases célebres, diálogos de antología. Si me hablan de Imperdonables, recuerdo las siguientes: "Es una cosa gigantesca matar a un hombre: le quitas lo que tiene y todo lo que va a tener"; "he visto el ángel de la muerte, Ned, tiene ojos de serpiente"; "no voy a matarte, muchacho, eres el único amigo que tengo"; "siempre he tenido suerte a la hora de matar"; y la mejor, en inglés, que nos deja a todos sin palabras: "All right now, I'm comin' out. Any man I see out there, I'm gonna shoot him. Any sumbitch takes a shot at me, I'm not only gonna kill him, but I'm gonna kill his wife. All his friends. Burn his damn house down".
Cuando me hablan de Imperdonables, agrando -quiero decir: daño un poco- el maravilloso discurso final de William Munny. Pienso que les dice a todos los del pueblo, ese pueblo que dejó maltratar a las prostitutas por tanto tiempo, que los matará a todos uno por uno, y a sus hijas, y a las hijas de sus hijas, y a sus amigos más queridos, y todo mientras cae semejante aguacero sobre un pueblo que tiene que ser como fueron aquellos pueblos, mientras piensa en los dos amigos que murieron en vano, y en el destino que no ha terminado de cumplir, y en los hijos que lo esperan, solos, en la granja destartalada, con una pistola en la mano para matar a los intrusos.

LA LISTA DE SCHINDLER

TITULO ORIGINAL: Schindler's List
AÑO: 1993
DURACIÓN: 185 min.
PAÍS: EEUU
DIRECTOR: Steven Spielberg
GUIÓN: Steven Zaillian
MÚSICA: John Williams
FOTOGRAFÍA: Janusz Kaminski (B&W)
REPARTO: Liam Neeson, Ben Kingsley, Ralph Fiennes, Caroline Goodall, Jonathan Sagalle, Embeth Davidtz
PRODUCTORA: Universal Pictures presenta una producción Amblin Entertainment
GÉNERO Y CRÍTICA: 1993: 7 Oscar: película, director, guión adaptado, montaje, banda sonora, dirección artística, fotografía / Drama. Nazismo. Holocausto


SINOPSIS

Oskar Schindler (Liam Neeson), un hombre de enorme astucia y talento para las relaciones públicas, diseña un ambicioso plan para ganarse la simpatía de los nazis más poderosos. Alemania acaba de invadir Polonia y, gracias a sus influencias, consigue la propiedad de una fábrica de Cracovia. Allí emplea a cientos de operarios judíos, cuya explotación laboral le ayuda a prosperar rápidamente. Su gerente (Ben Kingsley), también judío, es el verdadero director en la sombra, pues Schindler no tiene el menor conocimiento industrial.


COMENTARIO
Clavado en la memoria tenemos el angustiado rostro de Liam Neeson, con ojos llorosos y gesto desesperado, mientras a su alrededor se aglomera un grupo de hombres y mujeres dramáticamente enternecidos: “El coche. ¿Por qué me quedé el coche? Valía diez personas. Diez personas. Diez personas más… Esta pluma. Dos personas. Es de oro… Dos personas más… Él me hubiera dado dos personas por ella, al menos una. Una persona más. Una persona, Stern. Por esto… ¡Pude haber salvado a una persona más y no lo hice! ¡Y… y no lo hice…!”. Steven Spielberg nos ha estado preparando para ese final durante tres horas de película. Un final melodramático que expresa algo terrible: hasta dónde ha podido llegar la bajeza humana, capaz de vender la vida de un semejante por… una pluma. La lista de Schindler es probablemente la mejor película sobre el Holocausto jamás filmada y también la más triste. Cuando se estrenó en 1993 muchos pensaron que a partir de ese momento ya no habría más películas sobre el mismo tema. Con La lista de Schindler ya todo estaba contado. Y, pese a que nos equivocamos, ninguna hasta el momento ha podido superar la entidad dramática y cinematográfica de la obra maestra de Spielberg.
El director recibió por la película una recompensa largamente acariciada. La Academia se volcó con ella, otorgándole siete Oscar, entre ellos los correspondientes a la mejor película, mejor guión y mejor dirección. Antes Spielberg había fracasado –en cuanto a premios se refiere– con El color púrpura (11 nominaciones y ningún premio), E.T., el extraterrestre, En busca del arca perdida y Encuentros en la tercera fase. Ahora se consagraba definitivamente para un sector de la crítica, que siempre le había considerado el niño mimado por el público, un experto en hacer dinero con historias infantiles que ensalzaban los sueños y las aventuras por encima de las historias reales y los conflictos dramáticos. El director de Cincinnati necesitaba una película grande, monumental, un proyecto definitivo para demostrar su impresionante talento. Y lo encontró gracias a un libro del australiano Thomas Keneally donde se narraba la historia de Oskar Schindler, el empresario alemán que salvó a cientos de judíos de una muerte segura durante la II Guerra Mundial.
Septiembre de 1939. Los nazis invaden Polonia. Los judíos son internados en guetos, son asesinados en las calles, son enviados a los campos de concentración. El alemán Oskar Schindler ve en la situación un medio de prosperar económicamente y comienza una interesada relación con los militares más poderosos para poner en marcha una fábrica. La mano de obra no es problema, ya que procederá de los campos de concentración… Schindler logra hacerse con los servicios de Itzhak Stern, un judío que se hará realmente cargo del negocio, mientras que él se ocupará de la labor de salón con la cúpula nazi, con el objetivo de elaborar una lista de trabajadores judíos que estarán únicamente bajo su protección. Sin embargo, lo que empieza como un medio lucrativo acaba convirtiéndose en la obsesión –empeñando su dinero y su futuro– por arrancar a cuantas más personas mejor de la garras psicópatas de Amon Goeth, oficial al mando de uno de los campos.
La lista de Schindler es la historia de un héroe y un monumento a la dignidad humana, pero ambas cosas se hacen patentes poco a poco, tras un denso y trágico velo. Spielberg muestra a un Oskar Schindler nada ejemplar: vanidoso, mujeriego y hedonista. Un dandy oportunista que tardar cierto tiempo en comprender la barbarie nazi y en implicarse totalmente contra el holocausto. Además es el mismo horror el que produce una toma de partido por todo aquello que tenga aliento de vida. El asco y la repulsión de algunas imágenes no son aptas para paladares muy sensibles.
La elección de actores es realmente acertada. Tipos como Harrison Ford, Bruno Ganz o Stellan Skarsgård fueron considerados para el papel de Schindler, pero fue Neeson quien finalmente bordó el itinerario interior de su personaje. Ralph Fiennes, por su parte, es un Amon Goeth estremecedor y acaba siendo como una reencarnación del Mal. Los distintos apartados técnicos funcionan a la perfección, desde el guión de Steven Zaillian, que presta atención minuciosa a los numerosos personajes y a la riqueza de sus diálogos, hasta la meticulosa labor de montaje, obra de Michael Kahn. Pero, ante todo, Spielberg sabe cómo jugar con los sentimientos de modo admirable y algunos pasajes quedan grabados para siempre en la memoria (los niños buscando refugio, las mujeres en las duchas de Auschwitz, los juegos asesinos de Goeth…). La formidable fotografía en blanco y negro de Janusz Kaminski aporta a la cinta una sólida entidad histórica, próxima en ocasiones al género documental, como en las escenas del gueto. Y la música del maestro John Williams suena como un desgarrador lamento imposible de olvidar.