Título original: The Green Mile
Título en español: Milagros Inesperados
País: Estados Unidos, 1999
Duración: 188 minutos
Elenco: Tom Hanks, David Morse, Bonnie Hunt, Michael Clarke Duncan, James Cromwell, Michael Jeter, Graham Greene, Doug Hutchison, Sam Rockwell, Barry Pepper, Jeffrey DeMunn, Patricia Clarkson
Director: Frank Darabont
Productores: Frank Darabont, David Valdes
Guión: Frank Darabont basado en la novela de Stephen King
Música: Thomas Newman
Título en español: Milagros Inesperados
País: Estados Unidos, 1999
Duración: 188 minutos
Elenco: Tom Hanks, David Morse, Bonnie Hunt, Michael Clarke Duncan, James Cromwell, Michael Jeter, Graham Greene, Doug Hutchison, Sam Rockwell, Barry Pepper, Jeffrey DeMunn, Patricia Clarkson
Director: Frank Darabont
Productores: Frank Darabont, David Valdes
Guión: Frank Darabont basado en la novela de Stephen King
Música: Thomas Newman
SINOPSIS:
La historia nos presenta a la pequeña penitenciaría que alberga una sección denominada The Green Mile o La Milla Verde, que no es otra cosa más que el color del piso por donde transitan los reos condenados a muerte hasta la silla eléctrica con la cual serán ejecutados. El personaje principal es Paul Edgecomb (Tom Hanks), quien es el jefe de los guardias de dicho lugar y que es acompañado por sus amigos Brutus Howell (David Morse), Dean Stanton (Barry Pepper), Harry Terwilleger (Jeffrey DeMunn) y el recién llegado y cobarde Percy Wetmore (Doug Hutchison). Percy es un tipo sádico que no quiere irse a otro trabajo hasta que no esté al frente de una ejecución, además de ser sobrino del gobernador del estado, lo que le confiere una impunidad que utiliza para mostrar sus peores cualidades humanas. Como prisioneros condenados a muerte se encuentran Eduard Delacroix (Michael Jeter) y un indio americano de nombre Arlen Bitterbuck (Graham Greene). A todos ellos se les integra un nuevo convicto de nombre John Coffey (Michael Clarke Duncan), impresionante por su tamaño y por la prácticamente inexistente maldad que se alberga en él, lo que hace pensar a más de uno en la razón de su encarcelamiento y posterior sentencia de muerte. Coffey es acusado de haber asesinado a dos pequeñas niñas de manera más que brutal, pero su carácter tranquilo y hasta amoroso comienzan a hacer dudar a Edgecomb sobre la culpabilidad del delito que le imputan. Además, Coffey tiene la extraña cualidad de poder realizar auténticos milagros en beneficio de los demás.
COMENTARIO:
La duración de este filme es exagerada, pero no tanto como la candidatura que le adjudicó la Academia de Hollywood para competir como mejor película (también compite en sonido, mejor guión adaptado y actor de reparto con M. C. Duncan).
Reiterativa, inverosímil, reaccionaria y ejemplificadora de la peor manera en que una película puede serlo, Milagros inesperados, de Frank Darabont, en manos de un buen editor podría haberse contado en 100 minutos, que para demagogia, un minuto es una eternidad.
La historia es la de un afroamericano con poderes milagrosos que cae a pasar sus últimos días en el pabellón de la muerte de una prisión al sur de los Estados Unidos, en la época de la gran depresión (los años 30).
A través de sus poderes, el reo (personaje del gigante Michel Clare Duncan) gana la simpatía de sus guardia cárceles y en particular la del jefe del pabellón (Tom Hanks), que se interesará en conocer a ciencia cierta si es culpable o inocente del cargo que se le imputa. Para qué se ocupa en eso el guardían, no lo sabremos nunca, porque hacer no hará nada por salvarlo.
El filme es reiterativo porque repite inútilmente - sin agregar nueva información a la narración - los ensayos de las ejecuciones, alarga las ejecuciones mismas y muestra en detalle la gama de milagros que realiza el preso (que van de revivir a un ratón aplastado a curar la enfermedad terminal de la esposa del jefe del penal).
La construcción de los guardia cárceles como mayordomos de los sentenciados, comprensivos y amigables (salvo uno, la excepción que confirma la regla) y el clima afable y sin tensiones del pabellón, son tan naife que para citarlos bien vale la traducción literal del título del filme: La milla verde (son del año verde, diría mi abuela). El idilio se rompe con la llegada de un reo joven - me atrevo a decir - un delincuente de verdad, que luego caerá, no en manos de la ley, sino en las del preso milagroso.
El filme es reaccionario porque no solamente apoya mansamente la pena de muerte - sin dolor para el preso, eso si - sino también la perpetuación del statu quo: el guardián conocerá la inocencia del reo milagroso pero no hace nada por salvarlo.
Como dijimos arriba, es aleccionador en el peor sentido, porque al mostrar la disciplina social del guardián Paul (T. Hank), nos enseña que el sistema tiene su costo, a veces mueren inocentes (otra vez la excepción que confirma la regla), pero no por eso deja de ser eficiente.
La historia nos presenta a la pequeña penitenciaría que alberga una sección denominada The Green Mile o La Milla Verde, que no es otra cosa más que el color del piso por donde transitan los reos condenados a muerte hasta la silla eléctrica con la cual serán ejecutados. El personaje principal es Paul Edgecomb (Tom Hanks), quien es el jefe de los guardias de dicho lugar y que es acompañado por sus amigos Brutus Howell (David Morse), Dean Stanton (Barry Pepper), Harry Terwilleger (Jeffrey DeMunn) y el recién llegado y cobarde Percy Wetmore (Doug Hutchison). Percy es un tipo sádico que no quiere irse a otro trabajo hasta que no esté al frente de una ejecución, además de ser sobrino del gobernador del estado, lo que le confiere una impunidad que utiliza para mostrar sus peores cualidades humanas. Como prisioneros condenados a muerte se encuentran Eduard Delacroix (Michael Jeter) y un indio americano de nombre Arlen Bitterbuck (Graham Greene). A todos ellos se les integra un nuevo convicto de nombre John Coffey (Michael Clarke Duncan), impresionante por su tamaño y por la prácticamente inexistente maldad que se alberga en él, lo que hace pensar a más de uno en la razón de su encarcelamiento y posterior sentencia de muerte. Coffey es acusado de haber asesinado a dos pequeñas niñas de manera más que brutal, pero su carácter tranquilo y hasta amoroso comienzan a hacer dudar a Edgecomb sobre la culpabilidad del delito que le imputan. Además, Coffey tiene la extraña cualidad de poder realizar auténticos milagros en beneficio de los demás.
COMENTARIO:
La duración de este filme es exagerada, pero no tanto como la candidatura que le adjudicó la Academia de Hollywood para competir como mejor película (también compite en sonido, mejor guión adaptado y actor de reparto con M. C. Duncan).
Reiterativa, inverosímil, reaccionaria y ejemplificadora de la peor manera en que una película puede serlo, Milagros inesperados, de Frank Darabont, en manos de un buen editor podría haberse contado en 100 minutos, que para demagogia, un minuto es una eternidad.
La historia es la de un afroamericano con poderes milagrosos que cae a pasar sus últimos días en el pabellón de la muerte de una prisión al sur de los Estados Unidos, en la época de la gran depresión (los años 30).
A través de sus poderes, el reo (personaje del gigante Michel Clare Duncan) gana la simpatía de sus guardia cárceles y en particular la del jefe del pabellón (Tom Hanks), que se interesará en conocer a ciencia cierta si es culpable o inocente del cargo que se le imputa. Para qué se ocupa en eso el guardían, no lo sabremos nunca, porque hacer no hará nada por salvarlo.
El filme es reiterativo porque repite inútilmente - sin agregar nueva información a la narración - los ensayos de las ejecuciones, alarga las ejecuciones mismas y muestra en detalle la gama de milagros que realiza el preso (que van de revivir a un ratón aplastado a curar la enfermedad terminal de la esposa del jefe del penal).
La construcción de los guardia cárceles como mayordomos de los sentenciados, comprensivos y amigables (salvo uno, la excepción que confirma la regla) y el clima afable y sin tensiones del pabellón, son tan naife que para citarlos bien vale la traducción literal del título del filme: La milla verde (son del año verde, diría mi abuela). El idilio se rompe con la llegada de un reo joven - me atrevo a decir - un delincuente de verdad, que luego caerá, no en manos de la ley, sino en las del preso milagroso.
El filme es reaccionario porque no solamente apoya mansamente la pena de muerte - sin dolor para el preso, eso si - sino también la perpetuación del statu quo: el guardián conocerá la inocencia del reo milagroso pero no hace nada por salvarlo.
Como dijimos arriba, es aleccionador en el peor sentido, porque al mostrar la disciplina social del guardián Paul (T. Hank), nos enseña que el sistema tiene su costo, a veces mueren inocentes (otra vez la excepción que confirma la regla), pero no por eso deja de ser eficiente.