AÑO: 1939
DURACIÓN: 222 min.
PAÍS: EEUU
DIRECTOR: Victor Fleming
GUIÓN: Sidney Howard (Novela: Margaret Mitchell)
MÚSICA: Max Steiner
FOTOGRAFÍA: Ernest Haller & Ray Rennahan
REPARTO: Vivien Leigh, Clark Gable, Olivia de Havilland, Leslie Howard, Hattie McDaniel, Thomas Mitchell, Barbara O'Neil, Butterfly McQueen, Ona Munson, Ann Rutherford, Evelyn Keyes
PRODUCTORA: David O. Selznick Production / MGM
SINOPSIS
Georgia, 1861. En la elegante mansión sureña de Tara vive Scarlett O'Hara, la más bella, caprichosa y egoísta joven de la región. Ella suspira por el amor de Ashley, pero él está enamorado y prometido con su prima, la dulce y buena Melanie. Corren todavía tiempos felices en Tara, pero por poco tiempo, la Guerra de Secesión está a punto de estallar. En la última fiesta acontecida antes del comienzo de las hostilidades entre el norte y el sur, Scarlett conoce al simpático y apuesto Rhett Butler, un arrogante y aventurero vividor, que sólo piensa en si mismo y que no tiene ninguna intención de participar en el conflicto. Lo que él desea es hacerse rico y conquistar el corazón de la hermosa Scarlett.
COMENTARIO
Adaptación monumental de la popularísima novela, auténtico best-seller, de Margaret Mitchell. El productor David O. Selznick, auténtico autor del film, puso todos los medios para lograr una gran epopeya, cruzada por los amores y pasiones intensas de sus protagonistas. Ante él desfilaron directores como George Cukor, Victor Fleming y Sam Wood, con los que mantuvo diferencias: sería Fleming, que acababa de entregar El mago de Oz, el que dirigiría la mayor parte del metraje.
Entre las grandiosas escenas, rodadas en el alba de un maravilloso technicolor, destacaba el incendio de Atlanta, y el campo después de la batalla, con un precioso plano que empezaba mostrando a decenas de miles de figurantes, combatientes sureños tocados por la derrota, para terminar mostrando la bandera de un Sur condenado a dejar de existir tal y como es en esos momentos.
El papel más codiciado del film, por supuesto, era el de Scarlet. Pese a candidaturas con la fuerza de Katharine Hepburn, Paulette Goddard y Jean Arthur, Laurence Olivier y Vivien Leigh lograron poner a Myron Selznick de su parte. De hecho acudieron un día con ella al rodaje (se habían empezado ya a rodar planos del incendio de Atlanta), y Myron, con una sonrisa de oreja a oreja, se acercó a David Selznick y George Cukor, y les dijo señalando a Vivien Leigh: "Les presento a Scarlet O'Hara".
Adaptación monumental de la popularísima novela, auténtico best-seller, de Margaret Mitchell. El productor David O. Selznick, auténtico autor del film, puso todos los medios para lograr una gran epopeya, cruzada por los amores y pasiones intensas de sus protagonistas. Ante él desfilaron directores como George Cukor, Victor Fleming y Sam Wood, con los que mantuvo diferencias: sería Fleming, que acababa de entregar El mago de Oz, el que dirigiría la mayor parte del metraje.
Entre las grandiosas escenas, rodadas en el alba de un maravilloso technicolor, destacaba el incendio de Atlanta, y el campo después de la batalla, con un precioso plano que empezaba mostrando a decenas de miles de figurantes, combatientes sureños tocados por la derrota, para terminar mostrando la bandera de un Sur condenado a dejar de existir tal y como es en esos momentos.
El papel más codiciado del film, por supuesto, era el de Scarlet. Pese a candidaturas con la fuerza de Katharine Hepburn, Paulette Goddard y Jean Arthur, Laurence Olivier y Vivien Leigh lograron poner a Myron Selznick de su parte. De hecho acudieron un día con ella al rodaje (se habían empezado ya a rodar planos del incendio de Atlanta), y Myron, con una sonrisa de oreja a oreja, se acercó a David Selznick y George Cukor, y les dijo señalando a Vivien Leigh: "Les presento a Scarlet O'Hara".
Diez Oscar, incluidos mejor película y director, obtuvo este film legendario. Y durante muchos años ostentó el título de "más taquillero de los tiempos", y si se aplican correcciones inflacionarias, puede que hoy en día todavía lo siga siendo. La película se reestrenaba periódicamente en salas de todo el mundo y su primer pase en televisión fue todo un acontecimiento. Incluso, con el pasar de los años, una tal Alexander Ripley se atrevió a perpetrar un libro, continuación del de Mitchell. Pero a pesar de los esfuerzos realizados, no resistía la comparación con el original. Como tampoco lo hizo la miniserie televisiva que inspiró.
Antes de que Halle Berry llorara a moco tendido por el Oscar a la mejor actriz gracias a Monster's Ball (2001), una actriz morena y regordeta que respondía al nombre de Hattie McDaniel ganaba la estatuilla en la categoría de mejor actriz secundaria. Era el año 1940 y aún tenía que llover mucho para que los derechos civiles de los negros dieran un paso de gigante en los Estados Unidos. Pero el gran trabajo de esta actriz, con sus sabios consejos y reproches a la señorita Scarlet, fue una señal de aviso. Las cosas para la gente de color tenían que cambiar ya.
El film combina escenas espectaculares (que suelen interesar más a los hombres) con la relación de amor-odio entre Scarlet y Rhett (parte favorita de las damas). Destaca en el primer apartado el incendio de Atlanta, y el campo tras la batalla, con un plano que empieza mostrando a miles de figurantes, combatientes sureños tocados por la derrota, para terminar en la bandera de un Sur condenado a desaparecer. La dificultad de los personajes para confesar sus sentimientos es el palto fuerte del otro elemento apuntado. Pasajes como el de Scarlet con el brazo levantado y el puño cerrado, diciendo "Pongo a Dios por testigo de que no volveré a pasar hambre", impresionan.
Antes de que Halle Berry llorara a moco tendido por el Oscar a la mejor actriz gracias a Monster's Ball (2001), una actriz morena y regordeta que respondía al nombre de Hattie McDaniel ganaba la estatuilla en la categoría de mejor actriz secundaria. Era el año 1940 y aún tenía que llover mucho para que los derechos civiles de los negros dieran un paso de gigante en los Estados Unidos. Pero el gran trabajo de esta actriz, con sus sabios consejos y reproches a la señorita Scarlet, fue una señal de aviso. Las cosas para la gente de color tenían que cambiar ya.
El film combina escenas espectaculares (que suelen interesar más a los hombres) con la relación de amor-odio entre Scarlet y Rhett (parte favorita de las damas). Destaca en el primer apartado el incendio de Atlanta, y el campo tras la batalla, con un plano que empieza mostrando a miles de figurantes, combatientes sureños tocados por la derrota, para terminar en la bandera de un Sur condenado a desaparecer. La dificultad de los personajes para confesar sus sentimientos es el palto fuerte del otro elemento apuntado. Pasajes como el de Scarlet con el brazo levantado y el puño cerrado, diciendo "Pongo a Dios por testigo de que no volveré a pasar hambre", impresionan.