AÑO: 1925
DURACIÓN: 95 min.
PAÍS: USA
DIRECTOR: Charles Chaplin
GUIÓN: Charles Chaplin
MÚSICA: Película muda
FOTOGRAFÍA: Rollie Totheroh & Jack Wilson (B&N)
REPARTO: Charles Chaplin, Mack Swain, Georgia Hale, Tom Murray, Malcom Waite, Henry Bergman, Betty Morrisey
PRODUCTORA: United Artists
GÉNERO: Comedia.
SINOPSIS
Película muda, obra maestra de Chaplin, en la que interpreta a un solitario buscador de oro que llega a Alaska, a principios de siglo, en busca de fortuna. Una fuerte tormenta de nieve le llevará a refugiarse en la cabaña de un bandido. En 1942 fue reestrenada en versión sonora. En ese año estuvo nominada al Oscar en las categorías de mejor sonido y mejor banda sonora.
COMENTARIO
La quimera del oro demostró que comedia y tragedia no se hallan muy lejanas. La inspiración le vino al genial cómico de la fiebre del oro de Klondyke a finales del s.XIX y de un libro acerca del desastre ocurrido a un grupo de inmigrantes en 1846, cuando sitiados por la nieve en Sierra Nevada, se vieron obligados a comerse los mocasines y los cadáveres de sus compañeros. Y, a partir de aquí, surgió una gran comedia que se convirtió en clásico.
Fue la película más laboriosa de toda la carrera de Chaplin. Recreó, con más de seiscientos extras (la mayoría vagabundos procedentes de Sacramento), la imagen histórica de los buscadores de oro que ascendían el Chilkoot Pass. Y para ello, los transportó en tren y grabó en exteriores el paso que atravesaba la montaña nevada. Para el resto de escenas, se diseñaron maquetas y se fabricó una cordillera en miniatura con madera, alambrada, yeso, sal y harina. Siendo un triunfo para el equipo el momento en el que la cabaña de los mineros es arrastrada por la tempestad hacia un precipicio.Como lo es también el fragmento en que podemos ver a Chaplin cociendo su bota con aire de gourmet mientras a los ojos de su compañero Big Jim se va transformando de manera intermitente en un pollo al horno, logrado únicamente con una cámara y el buen hacer de Chaplin. O el baile de los panecillos y tenedores mientras prepara la cena de nochevieja a la bella bailarina a la que interpreta Georgia Hale, son dos de las escenas míticas de esta película, de la que el mismísimo Charles Chaplin dijo que era por la más deseaba ser recordado.
La anécdota: Los zapatos que se come Chaplin, fueron creados con regaliz para la ocasión. Se dice que tuvo que ser repetida varias veces y el actor acabó bastante empachado...