miércoles, 3 de diciembre de 2008

EL PROCESO

Titulo original: The Trial (Le Procès)
Año: 1962
Duración: 118 min.
País: Francia
Director: Orson Welles
Guión: Orson Welles (Novela: Franz Kafka)
Música: Jean Ledrut
Fotografía: Edmond Richard
Reparto: Anthony Perkins, Romy Schneider, Jeanne Moreau, Orson Welles, Elsa Martinelli, Akim Tamiroff
Productora: Coproducción Francia-Italia-Alemania

SINOPSIS
Basado en una novela de F. Kafka y dirigida por el gran Orson Welles, "El Proceso" cuenta la historia de Josef K., quien se despierta encontrando a la policía en su habitación. Le dicen que debe ir a un juicio, pero no le informan de lo que ha sido acusado. Para averiguar el motivo de su acusación y protestar por su inocencia, intenta ver lo que hay detrás del sistema judicial. Pero dado que sus averiguaciones no dan frutos, parece no haber escapatoria para él en esta pesadilla kafkiana.

COMENTARIO
No sabía muy bien qué quería decir la gente cuando decía “es muy kafkiano”, por ejemplo; bien, ahora lo sé. Digamos que por extensión significa “algo muy raro”, que es lo que entiende todo el mundo. Pero no es solamente rareza, es algo más, es paranoia, es locura, es absurdez.Puede que en 1962 “ésta película fuese la cumbre del arte cinematográfico”, como dijo nada menos que Charles Chaplin. Lo que es seguro es que se trata de puro cine moderno; Orson Welles triunfa en ésta titánica y avasalladora empresa, arriesgada a más no poder, y adapta una obra cumbre de la literatura mundial como nadie más podría hacerlo. La inteligencia, el talento y el sentido del arte brillan aquí como el sol.Un dato importante es decir que no me he leído el libro, de Kafka sólo La Metamorfosis, pero aún así creo que no pudo quedar mejor esta película.Visualmente impactante, ésta obra maestra mete el dedo en la llaga y hurga en los subsuelos podridos de la justicia creando una atmósfera de hermosa perturbación y angustiosa impotencia.Enigmática, subyugante, incómoda, se trata de un viaje a los confines de un infierno laberíntico, plagado de contrapicados asombrosos, de grandes angulares perfectos, deformando la realidad como en una pesadilla. De hecho, es lo más parecido a una pesadilla.Pocas son las escenas que no pasaron a la historia, con un desenlace brutal, balbuceando entre la demencia un alegato destructor contra la burocracia, contra los engranajes del poder, contra la imposibilidad del individuo ante un sistema injusto.

Aquí no importa nada de qué se le acusa a K, aquí lo que importa es la impresionante actuación de Anthony Perkins (Psicosis) y cómo se va derrumbando, doblegando poco a poco cada vez más y más…Es el Réquiem por un Sueño de los 60′, es al cine lo que El Almuerzo Desnudo es a la literatura, un ejercicio desquiciado, frenético, desesperado y atroz de brillante locura.

Una de las máximas virtudes que tenía Welles, y ello queda denotado claramente en su obra, es la gran capacidad del realizador para hacerse suyo un texto ajeno. Tanto de obras clásicas de carácter mítico como pueden ser Macbeth, Othello, Campanadas a medianoche y El Quijote; obras de excelente calidad como El cuarto mandamiento (Los magníficos Amberson) de Booth Takington, El proceso o Una historia inmortal (Une histoire inmortelle, 1968) de Isak Dinesen; o, y lo que resulta más sorprendente, de novelas de segunda y tercera fila con las que Welles haría maravillosas obras como son La dama de Shanghai (The Lady from Shanghai, 1948) de la novela If I die before I wake de Sherwood King y Sed de mal de la novela Badge of evil de Whit Masterson.

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